Cuando tu mejor amiga se casa y tú sigues soltera, te agarras una buena cogorza. Si no, no es la boda de tu mejor amiga. Punto. Eso sí, lo de acabar intimando a lo loco con él no estaba previsto.En mi defensa, debo decir que asistí a la boda sin la supervisión de un adulto, lo mínimo que necesito para no liarla parda cuando hay barra libre y un soltero apetecible en la zona.¿En qué momento me pareció que aquello era una buena idea? Al final, iba a pagar caro el no ceñirme al plan original de emborracharme. Nada salió como había esperado, a pesar de que aquella noche fue mágica.Pero lo que son las cosas: aunque nos habíamos prometido distancia, el maldito (o bendito) destino hizo que no tuviéramos más remedio que volver a colisionar.
Es el seudónimo tras el que decidí publicar mi primera novela (Todas las malditas decisiones, 2018, Phoebe). Nací en Pamplona durante el frío enero del 83, aunque resido en Gipuzkoa y tengo una peligrosa ascendencia alemana, que a veces se descontrola un poco. De niña soñaba con ser periodista, pero actualmente me dedico al marketing en una empresa de comunicación, y tras varios relatos inacabados con los que he torturado a mis amigas, he dado rienda suelta a mi pasión escritora con la bilogía Everlasting Wound. Soy amante de los coches, la lectura y la música.