En filosofía, ni se puede retroceder a antes de Heidegger ni es posible dar por buena su barbarie. La ardua tarea del filósofo consiste en aprovechar para la nueva filosofía lo que aquél no ha logrado integrar sabiamente en su enseñanza y que sigue vivo y lleno de porvenir en Platón, Descartes, Husserl y, desde luego, en el monoteísmo bíblico, entendido como fuente de sentido para la razón.
Lo primero a recuperar es el nombre mismo del tema central del pensamiento y de la vida espiritual entera: el ser humano (no el Dasein o el Ultrahombre). Pero sucede que la responsabilidad y el afán por definirlo sólo son comprensibles desde el trascender, la trascendencia, que se experimenta como deseo: deseo de lo otro, de lo absolutamente otro; anhelo activo de salir de la monotonía de uno mismo para ascender a la paz, al bien perfecto.
La trascendencia, entendida como acontecimiento, no es la plena realización de sí mismo. Es la bondad. Pero ésta no brota espontáneamente de mí (Mismo), sino que viene santamente ordenada por el mandamiento y la presencia del otro (Otro). El hombre cerrado sobre sí Mismo sólo se abrirá a la trascendencia cuando su deseo de alteridad absoluta sea despertado por la irrecusable expresión de Otro, que se insinúa en la dualidad del amor y se suscita plenamente en la fecundidad de este amor.
Emmanuel Levinas (1906-1995) es uno de los grandes filósofos del siglo XX. Discípulo de Husserl y Heidegger, e indirectamente de Rosenzweig y Buber, ha elaborado desde la ética una radical filosofía primera.
Emmanuel Levinas nació en Kaunas (Lituania) el año 1906. Estudió filosofía en la Universidad de Estrasburgo (1923-1928) y fenomenología en la de Friburgo, donde conoció a Husserl y a Heidegger. Nacionalizado francés en 1930, escribió «La teoría fenomenológica de la intuición» con el fin de divulgar el pensamiento de Husserl. Tras la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de la cual estuvo prisionero, frecuentó círculos filosóficos de vanguardia como el de Marcel y el de Wahl. A partir de los años 50 del siglo pasado elabora su filosofía ética más original. Influido por las filosofías dialógicas de Rosenzweig y Buber, redacta «Totalidad e infinito» (1961), cuyas intuiciones reelabora en «De otro modo que ser o más allá de la esencia» (1974), sus dos principales aportaciones al debate metafísico. Entre sus obras también destacan «Cuatro lecturas talmúdicas» (1968), «Du sacré au saint: cinq nouvelles lectures talmudiques» (1977), «LAu-delà du verset: lectures et discours talmudiques» (1982), «En la hora de las naciones» (1988), y «Nuevas lecturas talmúdicas» (1996). Levinas murió en París, el 25 de diciembre del año 1995.