En el imaginario popular, la ciencia ficción aparece ligada a una épica grandilocuente y vasta, poblada de naves espaciales, seres fantásticos y grandes relatos interplanetarios que hablan del porvenir, futuros distópicos y todo aquello que queda más allá de nosotros. En suma, un género centrado plenamente en lo remoto, y poco, o nada, en lo cercano. No obstante, cuando en "Interstellar", de Christopher Nolan, el Planeta Miller se representa como un océano terrestre; cuando en "Her", de Spike Jonze, el protagonista establece una relación íntima con una IA; o cuando en "Melancolía", de Lars von Trier, el personaje interpretado por Kirsten Dunst se enfrenta a una inminente colisión interplanetaria de manera ambivalente, mediante escenas de fuerte carácter onírico, nos adentramos con firmeza en terrenos existenciales que nos conectan directamente con nuestras realidades y aspiraciones más profundas en el aquí y el ahora. En Universos cercanos, Celia Cuenca analiza en perspectiva los modos en que este género ha representado, a lo largo de sus décadas de desarrollo, las distintas circunstancias históricas, consti