El poema iba dirigido a cualquier hijo de vecino y por eso está escrito en román paladino. A este pueblo, que conocía y disfrutaba de los cantares de gesta, había que darle una obra que pudiera competir con esos cantares. Con los elementos que Grimaldo le suministra, Berceo trata de componer un poema sobre una figura religiosa que pueda parangonarse en grandeza con los héroes de los cantares de gesta. Por su perspectiva y su concepción del personaje, el poema de Berceo es en esencia un cantar de gesta a lo divino. Berceo es un poeta consciente de las corrientes literarias y los gustos de su tiempo. A pesar de que usa una misma forma de versificación en casi todas sus obras, él se siente trovador cuando canta a la Virgen y juglar cuando trata de Santo Domingo.
Gonzalo de Berceo (1198-1264?) nació en el pueblo denominado Berceo, aledaño a la abadía de San Millán de la Cogolla, a finales del siglo XII. Se trata del primer poeta de renombre en lengua castellana, además de uno de los mayores representantes del mester de clerecía. Se podría afirmar que su obra es un fresco de grandes proporciones, con un toque rústico y un admirable candor, inconfundibles ambos. Su obra capital, Milagros de Nuestra Señora, da buena cuenta de su originalidad y notoriedad. Fue ordenado sacerdote en el mismo monasterio de San Millán de la Cogolla, donde ejerció los cargos de diácono y presbítero, hasta su muerte, acaecida hacia 1264.