NOTA EDITORIAL
MANUEL AZAÑA Y MADRID, por Antonio Pau
1. DOS CIUDADES EN UNA
2. EL MADRID DEL CAMBIO DE SIGLO
3. TERTULIAS
4. MADRID COMO CAPITAL
5. LA NECESIDAD DE PENSAR MADRID
6. EN BUENAVISTA
7. CONVENTOS EN LLAMAS
8. EN MADRID PUEDE UNO EMBOSCARSE EN UN MONTE SOLITARIO
9. EL PARDO
10. EL GRAN MADRID
11. MADRID, CAPITAL DE LA REPÚBLICA
12. DEFENSA PARLAMENTARIA DE MADRID
13. EL MUSEO DE ARMAS Y TAPICES
14. UNA CONMEMORACIÓN CON DERIVACIONES
15. RETIRADA A LA QUINTA
16. EN EL PALACIO NACIONAL
17. SALVAR EL PRADO
18. UN AMARGO REGRESO
CRONOLOGÍA
BIBLIOGRAFÍA
MADRID, por Manuel Azaña
Madrid fue para Azaña, en sus años de estudiante en El Escorial, unas luces lejanas que le atraían por su misterio. Después, viviendo ya en Madrid, la ciudad fue el escenario de sus largos paseos solitarios. En sus artículos de juventud veía Madrid como un poblachón sin vitalidad ni entusiasmo. Pero pronto, cuando empieza su actividad política, se plantea la necesidad de "pensar Madrid": la república necesita una capital a la altura de sus ideales. En su mente se abre paso la idea del Gran Madrid, que muy pronto la guerra hará imposible. Pero antes ha disfrutado de su Madrid preferido: el de los montes de El Pardo, el de la Quinta, el de los pueblos próximos -El Escorial, Guadarrama, Villalba, Manzanares el Real...-. Cuando estalla la guerra y el gobierno se traslada a Valencia y luego a Barcelona, Azaña hará un único viaje a Madrid, que él sabía, probablemente, que era el último; pronuncia entonces uno de sus más bellos discursos sobre la capital, a la que llama ejemplo de dignidad, de sacrificio y de esperanza.
MANUEL AZAÑA (1880-1940) fue, sin duda, el político más importante de la Segunda República y uno de los más destacados intelectuales españoles del primer tercio del siglo XX. En plena dictadura de Primo de Rivera fundó el partido Acción Republicana, una de las formaciones decisivas en el advenimiento de la República en 1931. En el nuevo régimen Azaña personificó el espíritu reformista del primer bienio republicano como ministro de la Guerra y presidente de Gobierno, así como con su oposición parlamentaria al gobierno de centro-derecha en 1934-1936, y la asunción de la presidencia de la República tras el triunfo del Frente Popular y durante la guerra civil, hasta su muerte en el exilio francés. Como escritor se prodigó en diversos géneros que abarcaron desde los artículos periodísticos y discursos de signo político, hasta el ensayo literario -como el que le valió el Premio Nacional de Literatura en 1926- y los diarios. Estos discursos y artículos dedicados a la autonomía catalana son expresión de su talento y lucidez en los diagnósticos y soluciones a problemas de ayer, aún hoy plenamente vigentes.