Diario ruso es el libro que Anna Politkóvskaya acababa de terminar cuando un sicario la asesinó en Moscú el 7 de octubre de 2006. Al cubrir el período que va desde las elecciones parlamentarias rusas de diciembre de 2003 hasta el trágico final del secuestro de la escuela de Beslán en 2005, Diario ruso es una crónica implacable del sufrimiento de millones de rusos, y un informe demoledor sobre el cinismo y la corrupción de la presidencia de Vladímir Putin. Politkóvskaya habla con personas cuyas vidas han sido destrozadas por las políticas de Putin, como las madres de los niños que murieron en Beslán, las de los soldados rusos mutilados en Chechenia y luego «abandonados » por el Estado y las de los jóvenes hombres y mujeres «desaparecidos». En sus viajes conoce a veteranos de las guerras de Chechenia, tan traumatizados como peligrosos, y a un señor de la guerra checheno en su fortaleza. entre tanto, Putin es reelegido presidente en condiciones burdamente antidemocráticas y, sin embargo, los líderes occidentales, que dependen del petróleo y el gas rusos, siguen rindiéndole pleitesía. Frente a esto, Politkóvskaya revela cómo desmanteló las reformas democráticas de los años noventa. Denuncia que la televisión, la radio y la prensa independientes son censuradas, los partidos de la oposición son marginados a la fuerza y la ley electoral se cambia para facilitar el pucherazo, pero también critica la incapacidad de liberales y demócratas para crear una oposición unida y eficaz y a una población renuente a protestar contra las acciones más escandalosas del gobierno. Lúcida, apasionada y dotada de esa humanidad que la convirtió en una heroína para gente de todo el mundo, Politkóvskaya nos ofrece en Diario ruso una crónica devastadora de la Rusia contemporánea, narrada con el valor y el talento de una gran escritora.
Anna Politkóvskaya trabajó como corresponsal especial para el periódico quincenal ruso Novaia gazeta desde 1999. Tras obtener su licenciatura en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Moscú en 1980, trabajó primero para el diario Izvestiya y, más tarde, en la década de 1990, para el Megapolis Express y la Obshchaya gazeta, publicaciones ambas de periodicidad semanal. Su interés profesional se centra en las cuestiones sociales:
los usos públicos, las deficiencias del sistema judicial, las condiciones de vida en las prisiones y el destino de los huérfanos, los tullidos y los numerosos refugiados y desplazados que hay en el país. Por su libro Una guerra sucia, recibió en el 2002 el Premio del Pen Club International y en el 2003, el Premio Periodismo y Democracia otorgado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OCSE).
«Anna Politkovskaya ha roto ese muro de silencio y se ha convertido en una de las escasas voces independientes sobre la última guerra abierta en Europa.» EL CULTURAL - EL MUNDO