El delirio es un problema psicopatológico, pero antes que eso concierne a la condición del ser humano en inmediata y perenne relación con la realidad social en la que ha de ser alguien. No "se cae" en el delirio; al delirio "se llega". El hombre no está instalado en la realidad en condiciones de captarla e interpretarla objetivamente. Su visión egocéntrica (la realidad "desde él") y egotista (la realidad "a su modo") son los dos factores de distorsión básica de la realidad (y de sí mismo), insubsanables. El hombre está, pues, instalado en el error, un error que "le conviene" porque gracias a él hace de la realidad que hay la realidad que desea, no necesariamente la adecuada. El error como atributo del hombre da continuidad al juicio normal y al delirante sobre la realidad y sobre él mismo. Aunque los casos extremos muestran la apariencia de una tajante separación entre unos y otros, los casos intermedios son los más.
carlos
castilla del pino nació en 1922 en San Roque, Cádiz. Se licenció y doctoró en la Facultad de Medicina de Madrid. Se formó
en el Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Madrid durante ocho
años. Trabajó cinco años en el Instituto Ramón y Cajal de Madrid y desde 1949
dirigió el Dispensario de Psiquiatría de Córdoba, donde también ejerció como
catedrático de esta disciplina. Autor de una larga serie de ensayos e
investigaciones relacionadas con su especialidad, castilla del pino es, sin duda, uno de nuestros más
reconocidos teóricos en esta materia. Tusquets Editores tiene el privilegio de
haber publicado varios títulos que lo representan en todas sus facetas: la del
ensayista, con teoría de los
sentimientos (Ensayo 45 y Fábula 183) y el odio (Ensayo 49), la del novelista, con discurso de onofre (Andanzas 377), y la
del memorialista, con pretérito
imperfecto (Andanzas 294 y Fábula 208), ahora también en esta misma
colección (Tiempo de Memoria 41).