Nada esencial e importante de la sociedad y la cultura de la época le fue ajeno al gran poeta y periodista nicaragüense Rubén Darío que, enviado por el diario La Nación de Buenos Aires, supo recoger en estas crónicas la mejor y más auténtica radiografía sobre la crisis de final de siglo vivida en España después de la derrota frente a los Estados Unidos y la consiguiente pérdida de sus últimas colonias de ultramar. Asistió a representaciones teatrales y de ópera, acudió a exposiciones, entrevistó a políticos y escritores, y escuchó y leyó con atención lo que decían los intelectuales del momento; no dejó tampoco de estar al día de las últimas publicaciones literarias y gustaba de estrechar amistad con las nuevas promociones de jóvenes artistas. Hay en el trasfondo de estas páginas una atmósfera reinante: la de una exhalación de organismo descompuesto, una caída colosal del gran imperio que fue España y que puede percibirse a poco que el lector se acerque a las páginas de este libro, cuya edición debemos a uno de los más expertos conocedores de la obra dariana, Noel Rivas Bravo, nicaragüense y actual profesor en la Universidad de Sevilla, que se ha preocupado por presentar la más fiable y completa de las ediciones hasta hoy aparecidas, recuperando por primera vez las 42 crónicas de la primera edición de 1901 e incluyendo además otras que se habían perdido en posteriores ediciones, como las célebres dedicadas a ?Castelar? y ?Jacinto Octavio Picón?. Contiene además un Apéndice con ocho crónicas más, escritas y publicadas en el mismo periodo, y que ninguna edición hasta ahora ha llegado a recoger.
Rubén Darío (Metapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, 1867-León, Nicaragua, 1916) fue un viajero incansable, un poeta peregrino. De genio precoz, durante toda su vida fue también redactor, fundador y director de diarios y revistas, aunque su grandiosidad de poeta ha opacado esta faceta importante de su escritura. Sin duda, podemos afirmar que en su tiempo no existe publicación periódica en lengua española, de verdadera o relativa importancia, en donde no haya aparecido su nombre ocupando un lugar de excepción. No en balde con él y su ejemplo se inicia en América Latina un nuevo modo de entender la vocación del escritor, la de una entrega total y sin contemplaciones a la propia obra.
De sus libros que recogen las crónicas de sus viajes, destacamos Peregrinaciones (1901), La caravana pasa (1902), El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical (1909), España contemporánea (1901) y Tierras solares (1904). Estos dos últimos libros vienen a recoger las impresiones, experiencias e ideas que Darío tuvo sobre la España de entresiglos, y que han merecido notables estudios y comentarios de lectores y especialistas darianos.
Rubén Darío (Nicaragua, 1867-1916) representa uno de los grandes hitos de las letras hispanas, no sólo por el carácter emblemático de algunos de sus títulos como Azul... (1888), Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905) sino por las dimensiones de renovación que impuso a la lengua española, abriendo las puertas a las influencias estéticas europeas a través de la corriente que él mismo bautizó como Modernismo. Pero como decía Octavio Paz su obra no termina con el Modernismo: lo sobrepasa, va más allá del lenguaje de esta escuela y, en verdad, de toda escuela. Es una creación, algo que pertenece más a la historia de la poesía que a la de los estilos. Darío no es únicamente el más amplio y rico de los poetas modernistas: es uno de nuestros grandes poetas modernos, es «el príncipe de las letras castellanas».