Jesús, hijo de una virgen y, al mismo tiempo, hijo de Dios. hacedor de portentosos milagros y que resucitó al tercer día de morir, redimiendo al mundo de sus pecados. Yesúa, el hijo de un carpintero. afecto a los esenios. profeta para algunos, para otros el Mesías salvador que esperaban los judíos. para un reducido grupo de seguidores un maestro y amigo. al final, condenado y muerto por sedición por los romanos. Son dos perspectivas de un mismo hombre. Una de ellas sostenida por la religión y la fe desde hace siglos, pero ¿y la otra?: un Jesús sin evangelios. Esta obra propone al lector una mirada abierta y libre a unos lugares, a una época y, sobre todo, a un personaje que cambió el curso de la historia. Hasta hace muy pocos años era únicamente la religión la que proporcionaba su visión de Jesús, pero actualmente el estudio y la investigación han ido aportando datos y elementos que nos permiten tener una perspectiva más certera y objetiva sobre el nazareno. En esta novela, poderosa y de un fuerte y riguroso contenido histórico, el autor nos muestra la figura de Yesúa, recreando su vida y muerte en una narración que Ileva al lector a contemplar de un modo vivísimo, como en imágenes, todo el entorno y la galería de personajes que lo rodearon, de tal modo que puede asistir como un espectador privilegiado a los acontecimientos más importantes de su vida a través de una descripción magistral de los escenarios, y un retrato apasionadamente humano de sus protagonistas.
Andrés Sorel es el nombre literario (tomado del personaje de Stendhal) de Andrés Martínez Sánchez, nacido en Segovia en 1937. Militante comunista durante la dictadura, dirigió en Madrid el clandestino Revolución y Cultura, y en París, donde se exilió entre 1972 y 1974, la publicación Información Española, destinada a los inmigrantes españoles en Europa. Ha publicado más de cincuenta obras, traducidas a multitud de idiomas, algunas de las cuales fueron prohibidas durante el franquismo por el ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne. A finales de 1974 dejó el PCE y, poco después, a la muerte de Franco, regresó a España y empezó a colaborar en diversos medios. En 1984 fundó el diario Liberación, presentado como el primer periódico de izquierdas radical del país. Durante 25 años ha sido secretario general de la Asociación Colegial de Escritores de España y director de la revista República de las Letras.