Brillante, hiperactiva y marcada por una infancia traumática, Lucrecia Vázquez trabaja como «negra» literaria para una gran editorial y convive como puede con el síndromede Tourette, que le provoca multitud de tics. Ha construido un mundo a su medida dentro de las cuatro paredes de su apartamento de Barcelona, del que apenas sale.Cuando la escritora de best sellers Dana Green aparece salvajemente asesinada en su propia casa, la policía pronto descubrirá que Lucrecia había recibido el encargo de escribir el nuevo libro de la famosa novelista, que en el momento de su muerte estaba sumida en una profunda crisis creativa.
La investigación pronto descubrirá un complejo entramado de traiciones y engaños dentro del mundo literario, al tiempo que la propia Lucrecia, en quien recaen buena parte de las sospechas, se ve obligada a vencer sus miedos y limitaciones para iniciar sus propias pesquisas.
Carmen Conde (Cartagena, Murcia, 1907-Majadahonda, Madrid, 1996) es una de las voces más significativas de la literatura española del siglo XX, así como uno de los ejemplos más lúcidos de defensa y visibilización de la escritura de mujeres. Autora muy prolífica, cultivó diversos géneros a lo largo de su trayectoria, aportando en todos ellos su particular visión y su rico dominio del lenguaje. Fue merecedora del Premio Nacional en dos ocasiones: en 1967 por Obra poética (1929-1966), en la categoría de Poesía, y en 1987 por Canciones de nana y desvelo, en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil. Entre sus títulos destacan también Brocal (1929), Ansia de la gracia (1945), Mujer sin Edén (1947), Al encuentro de Santa Teresa (1979) y Soy la madre (1986), entre otros muchos. Consciente del poder transformador de la cultura, fundó -con Antonio Oliver- la Universidad Popular de Cartagena en 1931, aunque la Guerra Civil puso fin a este proyecto. Carmen Conde fue la primera mujer en ser académica de número en la Real Academia Española, donde ocupó la silla K. Su discurso de ingreso, pronunciado en 1979 y titulado Poesía ante el tiempo y la inmortalidad, ponía de relieve la injusta invisibilización de las escritoras y reivindicaba algunos nombres, como los de Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado y Rosalía de Castro. En 1992 legó al Ayuntamiento de Cartagena toda su obra literaria y su archivo documental, y en 1995 se constituyó el Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver en dicha ciudad.