Cristián Ildefonso, marqués de Sotoancho, ya es libre. Ha «despachado» a Mamá y al cura, y se ha desbocado. No está mal tras sesenta y dos años de sometimiento materno, tan entero que podría pasar por castrado, y tan inexperto que necesita recurrir a un «spray mágico» para conseguir el beso deseado. Susú se ha convertido en un «potro relinchón», un «tiburón» sexual, cuyos ardores traen en jaque a Mamá, tan recatada siempre. Pero ella también esconde una agitada vida interior, secreta, tan sorprendente que se ve obligada a aceptar como nueras a una divorciada colombiana o a la hija del guarda, algo impensable en la noble estirpe de los Sotoancho. Esta casa se parece cada día más a Falcon Crest...