Dimitri Sanin, un joven ruso terrateniente de paso por Frankfurt, salva la vida a un chico de origen italiano. El agradecimiento de la familia es grande y Sanin se enamora de Gemma, la hermana mayor. Solo le queda vender sus propiedades en Rusia, y reunirse de nuevo con ella en Frankfurt. Pero algunas sorpresas se interpondrán en sus planes.
(Oriol, Rusia, 1818 - Bougival, Francia, 1883) encarna la voluntad del hombre para sobreponerse al determinismo familiar y social y ser dueño de su propio destino. El autor de Padres e hijos mantuvo siempre la confianza en un diálogo fluido con el legado de la Ilustración. Con Lluvias primaverales (1872) alcanzó la más depurada fórmula de su personal visión del amor como motor de la humanidad.