Uno de los escritos feministas más refinados acerca del embarazo y el aborto.
La audaz periodista, creadora de una innovadora fórmula en el género de la entrevista, la reportera que dio varias vueltas al mundo enfrentándose a los personajes más dispares, una de las plumas más cotizadas del periodismo mundial, cuya colaboración se disputaban las revistas de mayor tirada, escribió una obra inusitada, de imposible califi cación. Se trata de un impresionante mensaje en cuyo contenido hay mucho de autobiográfico, pero que rebasa ampliamente la simple meditación de la autora sobre sí misma y sobre un pasado para plantearse el crucial asunto de la maternidad. Oriana Fallaci se dirige «a quien no teme la duda, a quien se pregunta sin descanso el porqué, a quien se plantea el dilema de dar la vida o de negarla». Profundamente humano porque se asienta en la duda y surgió de la duda, este libro, que no quiere llegar a ninguna conclusión, es un mensaje lírico desgarrador, que al lector le parece desconcertante y que deja de parecérselo a medida que se adentra en la turbadora coherencia del texto.
Nacida en 1930 en Florencia, fue educada en una familia antifascista y su padre fue líder en la lucha contra Mussolini. Como periodista colaboró con publicaciones como Il Corriere della Sera, Le Nouvel Observateur, Der Stern, Life, The New York Times o The Washington Post. Como corresponsal de guerra cubrió los principales conflictos de nuestro tiempo: Vietnam, las revoluciones latinoamericanas (Brasil, Perú, Argentina, Bolivia, así como de la Masacre de Tlatelolco en Ciudad de México, donde fue una de las únicas supervivientes tras ser alcanzada por disparos de la policía), Líbano y Kuwait.
Fallaci se hizo célebre por sus desafiantes entrevistas con figuras poderosas como Willy Brandt, Lech Walesa, Moammar Gaddafi, Ariel Sharon, el Shah de Irán, Indira Gandhi o Deng Xiaoping. Fue la única persona en entrevistar al ayatolá Jomeini a quien, en un momento que ha pasado a la historia del periodismo, lanzó con furia su chador tras hacerlo trizas. Terminó sus días amargamente decepcionada con la cultura occidental por fracasar ante el auge del Islam radical. Falleció en su Florencia natal el 15 de septiembre de 2006.