La enseñanza de la filosofía no consiste en promover el seco y estólido aprendizaje de un sistema, es más bien un dejarse impregnar por la actitud filosófica a través del trato con los grandes textos de la filosofía. Esa impregnación es lo que llamamos aprender a pensar, en el sentido de apropiarse de la filosofía como actividad. La ejercitación en los textos de la gran filosofía, la frecuentación de los grandes pensadores es una práctica muy particular. en ella llega un momento en el que, imperceptiblemente, uno se encuentra de pronto dentro, pensando como ellos, discutiendo con ellos y llevado por las mismas inquietudes y los mismos problemas, que ahora se reconocen como propios. Pero ese encontrarse ya dentro, a pesar de su apariencia misteriosa, no surge de la nada. es el resultado de un proceso, incluso de una técnica, a veces puramente implícita, pero plenamente real.
Juan José García Norro es Profesor Titular de Filosofía en la Universidad Complutense.