Una observación tan sencilla como la que recuerda que si vivimos en un planeta con recursos limitados no parece que tenga mucho sentido aspirar a seguir creciendo ilimitadamente, acompañada de la conclusión, bastante plausible, de que hemos dejado muy atrás las posibilidades medioambientales y de recursos que aquél nos ofrece, debería bastar por sí sola para admitir, cuando no apoyar, la perspectiva del decrecimiento. Y ello con un inevitable corolario que invita a recuperar la vida social que nos ha sido robada, a desplegar formas de ocio creativo, a repartir el trabajo, a reducir las dimensiones de muchas de las infraestructuras que empleamos, a restaurar un hábitat local maltrecho o, en el terreno individual, a apostar por la sobriedad y la sencillez voluntarias. En este libro, partidista pero mesurado, Carlos Taibo argumenta de forma pedagógica y completa en favor de la perspectiva del decrecimiento, a la vez que aporta datos que la respaldan, fundamenta filosóficamente su buen sentido y deshace de paso algunos malentendidos respecto a ella.
Ha publicado una veintena de libros. Entre los últimos se cuentan Cien preguntas sobre el nuevo desorden (2002), ¿Hacia dónde nos lleva Estados Unidos? (2004) y No es lo que nos cuentan. Una crítica de la Unión Europea realmente existente (2004), los dos últimos publicados por Ediciones B. Escribe sobre política internacional en El Periódico de Catalunya, El País, La Vanguardia y los diarios del grupo Correo.