En 1912 el anarquista Manuel Pardiñas asesinó a plena luz del día en la Puerta del Sol al presidente del Gobierno, José Canalejas, disparándole tres veces con una browning. A continuación se suicidó descerrajándose un tiro en la cabeza. Así acababa con los sueños del viraje que el político liberal prometía llevar a cabo en España tras el desastre de 1898. Y sin embargo la versión oficial del magnicidio hace aguas por los cuatro costados. El asesino había recibido un golpe que lo desarma y tiene dos tiros en la cabeza; la pistola está desaparecida. La viuda de Canalejas decide entonces encargar al guardaespaldas del fallecido -un veterano teniente del Regimiento de Cuba que había salvado la vida del político en una visita de este a la colonia caribeña- que investigue la verdad.
Nacido en 1957 en la cuenca minera de Huelva, Julián Granado reside en Sevilla, donde ejerce la Medicina. Que conjuga con una arraigada vocación literaria. Su especialidad es la bajada a las galerías del pasado, para reinventarlo sin complejos historicistas. Por entre las luces y sombras de sus recreaciones históricas deambulan tipos controvertidos (ya sean Mendizábal el anticlerical, Queipo el psicópata o Ferrer Guardia el anarquista), a los que ha tratado de diseccionar en novelas como El caballero Neto (Almuzara), De Humanidad y polilla (Anagrama) o El fajín del Virrey (Almuzara). Inspiradas en épocas más recientes, ha publicado La infancia desdichada de Seoane (ambientada en las postrimerías del franquismo), La inocencia del aceite (Premio Salvador García Aguilar de Novela Corta), Ceguera nocturna (Premio Giralda Local de Sevilla) o Un mundo aparte (Premio Encina de Plata). Cultiva asimismo la narrativa breve, que le ha valido galardones como el Ciudad de Isla Cristina, el Alhóndiga, el Antonia Cerrato o el Villa de Navia.