Una luminosa reflexión sobre el acto de escribir. Un escritor inicia un cuaderno con ejercicios para mejorar su caligrafía en el convencimiento de que, al mejorarla, lo hará también su carácter. Lo que pretende ser un mero ejercicio físico se irá llenando, de modo involuntario, de reflexiones y anécdotas sobre el vivir, la convivencia, la escritura, el sentido o no-sentido de la existencia.Reseña:
«Su caso es especialmente curioso: cada uno de sus libros es mejor que el anterior. Se supone que ese fenómeno ocurre en el mundo de la ciencia, entregada como está al fetiche del progreso.»
Damián Tabarovsky, Babelia, El País
Mario Levrero nació en Montevideo en 1940 y falleció en la misma ciudad en 2004. Fue fotógrafo, librero, guionista de cómics y de folletines experimentales, humorista y redactor jefe de una revista de perfil inclasificable. Es autor de las novelas La ciudad (1970), Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo (1975), París (1980), El lugar (1984), La Bandadel Ciempiés (1989), Dejen todo en mis manos (1996), El alma de Gardel (1996), El discurso vacío (1996) y La novela luminosa (2005); publicó tambiénlos libros de relatos La máquina de pensar en Gladys (1970), Todo el tiempo (1982), Aguas salobres (1983), Los muertos (1986), El portero y el otro (1992), Ya que estamos (2001) y Los carros de fuego (2003); asimismo, algunos de sus mejores artículos periodísticos se encuentran en Irrupciones I (2000) e Irrupciones II (2001).