El arte de traducir es un saber eminentemente práctico, y de ahí el poso de verdad que tiene la máxima A traducir se aprende traduciendo, pero esto no quiere decir como ocurre con los demás saberes prácticos que este arte sea refractario al conocimiento teórico, que este no se pueda sistematizar, que en ninguna medida se pueda enseñar. El conocimiento del arte de traducir no se labra a partir de hipótesis previas, de esquemas conceptuales que, una vez establecidos, se aplicarían y confirmarían en la práctica, sino que es más bien al contrario, esto es, que solo a partir del propio ejercicio de traducir, desde su interior mismo, pueden formularse afirmaciones de carácter general o, dicho de otro modo, un conjunto de reglas con el que orientarse en la práctica En este libro Carlos Fortea nos ofrece, con el bagaje que le da su experiencia como traductor, una caja de herramientas que pretende ser de utilidad para los profesionales y, también, para quienes se inician en el oficio de traducir. Aunque las soluciones para verter cada texto las tendrá que encontrar siempre cada traductor, los instrumentos que ofrece
Carlos Fortea nació en Madrid en 1963. Además de escritor, es profesor en la Universidad de Salamanca y traductor literario con una labor de más de cien títulos, entre los que se cuentan obras de Thomas Bernhard, Günter Grass, Stefan Zweig, Alfred Döblin, E.T.A. Hoffmann y Eduard von Keyserling.