Hasta el final de su vida, y durante más de diez años, Publio Virgilio Marón (70-19 a.C.) estuvo dedicado a
la composición de la Eneida, unánimemente reconocida como el más perfecto exponente del clasicismo romano. Virgilio
pretendió con ella ofrecer al público romano la gran epopeya de sus orígenes, que sirviera al tiempo como justificación
y exaltación del nuevo régimen impuesto por el emperador Augusto. El resultado sería esta magistral combinación entre
el pasado legendario de Roma y su historia reciente. Más allá de las evidentes funciones políticas y sus distintos
niveles temáticos, la Eneida nos ofrece la gesta de un héroe exiliado de su patria. Tras la quema de Troya a manos de
los griegos, Eneas parte hacia una tierra extraña, en la que había de encontrar su nuevo hogar. En su viaje por mar, el
hijo de Venus arrostrará numerosas dificultades hasta llegar a su destino en la costa italiana, e incluso allí se verá
obligado a entablar una guerra contra los pueblos itálicos, para conseguir al fin fundar una ciudad llamada a
convertirse en cabeza del mundo.
Publio VIRGILIO MARÓN. Más conocido por Virgilio, fue un poeta romano, autor de la "Eneida", las "Bucólicas" y las "Geórgicas". En la obra de Dante Alighieri, "La Divina Comedia", fue su guía a través del infierno y del purgatorio. Formado en las escuelas de Mantua, Cremona, Milán, Roma y Nápoles, se mantuvo siempre en contacto con los círculos culturales más notables. Estudió filosofía, matemáticas y retórica, y se interesó por la astrología, medicina, zoología y botánica. De una primera etapa influido por el epicureísmo, evolucionó hacia un platonismo místico, por lo que su producción se considera una de las más perfectas síntesis de las corrientes espirituales de Roma. Fue el creador de una grandiosa obra en la que se muestra como un fiel reflejo del hombre de su época, con sus ilusiones y sus sufrimientos, a través de una forma de gran perfección estilística.