Otto se aventura a maridar dos posturas que se cree son irreconciliables: el materialismo más puro con la absoluta certeza en la existencia de los dioses. Y para ello recurre a uno de los filósofos más importantes y peor comprendidos del tardo pensamiento griego: Epicuro.
Walter F. Otto (Hechingen 1874-Tübingen 1958) comenzó estudiando teología evangélica, pero terminó dedicándose a la filología clásica. En Múnich entró en contacto con la etnología, antropología y ciencias de las religiones. Desde 1914 fue profesor de filología latina en Frankfurt, donde creó a su alrededor una «escuela de Frankfurt» a la que pertenecieron K. Kerényi, F. Altheim o C. Koch. En la década 1923-1933 aparece su obra teológica-religiosa fundamental.