La figura de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770 - Berlín, 14 de noviembre de 1831) ha tenido una recepción tan contradictoria a lo largo de la historia como lo fue su propia filosofía. Aclamado y casi venerado durante buena parte del siglo XIX, convertido en una suerte de filósofo oficial del estado prusiano, con el cambio de centuria su prestigio sufrió una vertiginosa caída, hasta convertirse para la filosofía en algo así como una pieza de museo, rara y enigmática.
¿Cuál de esas dos lecturas es la acertada? ¿O quizás no lo es ninguna de ellas y, como nos habría sugerido el proprio Hegel, deberíamos alcanzar una síntesis que las supere? Este es, en parte, el propósito de este libro, una invitación a introducirse en el pensamiento de Hegel, o al menos a provocar una cierta curiosidad por el autor. En él, Víctor Gómez Pin se propone rescatar, siquiera parcialmente, el pensamiento del gran filósofo del idealismo alemán, indagando en la capacidad que todavía conserva de incidir en la reflexión de nuestro tiempo y de transformar a la persona que en él se adentra.
Es bien sabido que algunos nombres de la filosofía tienen tanto peso que no se puede prescindir de ellos, como en los casos de Platón, Aristóteles o Kant, que representan momentos absolutamente nucleares de la disciplina. ¿Cabe decir lo mismo de Hegel? El lector juzgará al final de la lectura si es, como consideraban algunos, un faro en la filosofía.
Desplazado desde muy joven a París, Víctor Gómez Pin estudió en la Sorbona, donde obtuvo el grado de Doctor de Estado con una tesis sobre el orden aristotélico (publicada en París por Anthropos y ulteriormente traducida al español por Ariel bajo el título El orden aristotélico). Tras años de docencia en Dijon y París, obtuvo una cátedra en la Universidad del País Vasco con una investigación sobre los aspectos filosóficos del cálculo diferencial. Actualmente es catedrático de la U. A. B., donde enseña Gnoseología e introducción al Pensamiento Matemático. Es coordinador del Congreso Internacional de Ontología, cuyas últimas ediciones se han celebrado bajo el patrocinio de la UNESCO. Es asimismo vicepresidente de la Sociedad Ibérica de Filosofía Griega. Es autor de una veintena de obras y obtuvo el premio Anagrama de Ensayo en 1989 por su libro Filosofía, el saber del esclavo. Entre sus obras destacan también El drama de la ciudad ideal, Límites de la conciencia, El infinito, Descartes, la exigencia filosófica, La dignidad y La tentación pitagórica.