El miedo a la muerte, el amor, la pérdida del amor, la vejez, la poesía y la naturaleza de la ficción, las experiencias luminosas e inenarrables: todo cabe en esta monumental obra.En su obra póstuma, el excepcional novelista uruguayo Mario Levrero se entregó a la tarea de escribir una novela en la que fuera capaz de narrar ciertas experiencias extraordinarias, que él denominaba «luminosas», sin que perdieran tal cualidad. Una tarea imposible, según confiesa más adelante, pero en la que se embarca con el «Diario de la beca». En cada una de las entradas de este diario, que recorre un año de su vida, el autor nos habla de sí mismo, de sus manías, de su agorafobia, de sus trastornos del sueño, de su adicción a los ordenadores, de su hipocondría y del significado de sus sueños. Capítulo aparte merecen sus mujeres, en particular Chl, que lo alimenta y lo acompaña en sus escasos paseos por Montevideo en busca de libros de Rosa Chacel y de las novelas policíacas que lee compulsivamente.Reseñas:
«Levrero es el reverso corriente de Kafka, una sombra manoseada de Camus en clave cómica.»
Esperanza López Parada, Babelia, El País«La experiencia luminosa consistiría, simplemente, en cobrar conciencia, pese a todo. "En eso consiste el verdadero aprendizaje", escribe Levrero. "No saber que se sabe, y de pronto saber."»
Ignacio Echevarría«Esta novela es una invitación a dejar de encontrarse tanto en todas partes y perderse de una vez. He comenzado a leerla hace unos días y no pienso terminarla, al menos hasta que encuentre otro libro de Levrero.»
Miguel Vitagliano
Mario Levrero nació en Montevideo en 1940 y falleció en la misma ciudad en 2004. Fue fotógrafo, librero, guionista de cómics y de folletines experimentales, humorista y redactor jefe de una revista de perfil inclasificable. Es autor de las novelas La ciudad (1970), Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo (1975), París (1980), El lugar (1984), La Bandadel Ciempiés (1989), Dejen todo en mis manos (1996), El alma de Gardel (1996), El discurso vacío (1996) y La novela luminosa (2005); publicó tambiénlos libros de relatos La máquina de pensar en Gladys (1970), Todo el tiempo (1982), Aguas salobres (1983), Los muertos (1986), El portero y el otro (1992), Ya que estamos (2001) y Los carros de fuego (2003); asimismo, algunos de sus mejores artículos periodísticos se encuentran en Irrupciones I (2000) e Irrupciones II (2001).