«La mujer que logró convertirse en paradigma de la espía que obtiene noticias secretas entre caricia y caricia nació en un pueblecito de Holanda con el nombre de Margaretha Zelle. Como quien tenía que ganarse la vida con el engaño, empezó a falsear su propia biografía convirtiéndose en hindú unas veces, en javanesa otras, creciendo entre textos védicos y danzas sagradas en aquellas lejanas regiones donde sí estuvo, pero mucho más tarde, como esposa de un militar holandés. »Y cuando agotó el éxito de su exótico espectáculo oriental, inició otra misión, también cuajada de misterios: la de agente secreto de un país, primero llamado Alemania, después denominado Francia. En un momento determinado servía a los dos intentando convencer a cada uno que era el único al que seguía fiel... »Hasta que la suerte la abandonó, sus manejos descubiertos y MataHari, detenida en París, resultó procesada y condenada a morir por fusilamiento en el castillo de Vincennes» (Del prólogo del autor.)