Pan, el dioscabra, el dios peludo, fálico y errante que persigue a las ninfas para poseerlas, es la divinidad que representa a la naturaleza como fuerza generadora primigenia, al mismo tiempo que encarna en lo humano nuestro instinto más natural y más oscuro. Allí donde surge el deseo libidinoso o el desenfreno sexual más extremo, Pan se halla presente. pero también lo está en la otra cara del instinto: el pánico. Cuando el alma se encuentra poseída por el pánico, Pan se revela a sí mismo a través de la sabiduría de la naturaleza, ya que el instinto nos devuelve al instinto. y así, la pesadilla nos ofrece la llave para una nueva aproximación a la naturaleza perdida, pues en la pesadilla regresa la naturaleza reprimida. Desde que «el gran Pan ha muerto», como anunció Plutarco hace siglos, la naturaleza ya no nos habla, o acaso ya no podemos escucharla. Para Hillman, sin embargo, Pan no ha muerto, y sigue viviendo en todo lo reprimido que retorna a nosotros en cada psicopatología del instinto: la violación, la masturbación, los terrores nocturnos o cualquier pulsión natural que nos aparte de nuestros hábitos civilizados. Desde esta perspectiva psicológica, Grecia ya no es algo arqueológico, sino que sigue viviendo en nosotros como un paisaje interno cuyas realidades míticas intemporales nos hablan de lo que ocurre cada día en nuestra realidad psíquica. La segunda parte de este libro incluye la traducción completa de un magistral tratado mitológico y patológico de Wilhelm Roscher, titulado «Los demonios de la noche». Para Hillman constituye el estudio psicológico más completo y radical que existe sobre este dios griego.
Sigmund Freud (1856-1939) fue un médico y neurólogo austriaco, creador del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del s. XX. Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología, derivando progresivamente sus investigaciones hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales, de la que daría cuenta en su práctica privada. Estudió en París con el neurólogo francés Jean-Martin Charcot las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De vuelta en Viena y en colaboración con Joseph Breuer desarrolló el método catártico. Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas, fue abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente el resto de su vida. Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo XX y por la cual fue acusado de pansexualista. A pesar de la hostilidad que tuvieron que afrontar sus revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más influyentes del siglo XX.