«Me introduzco en el taxi, sintiendo el peso del gris que me rodea. El conductor parece dormido sobre el volante. También él tiene el traje lleno de polvo. Luego advertí telas de araña. »La tarde era tan gris como la estación, como la ciudad, como yo mismo. Me siento gris por dentro y por fuera y deseo vehementemente un cambio. pero desde hace tiempo me obsesiona la idea de estar demasiado ligado al mundo exterior. de que, en realidad, todo mi ser forma parte del mundo exterior. no puedo precisar los límites: hasta aquí el mundo exterior, aquí empiezo yo. de que no puedo cambiar mientras todo permanece inmutable alrededor, o cambia lentamente en una dirección desgraciada. Dudo de mi propia existencia.» «Como Felisberto Hernández, Levrero es, ante todo, un escritor de lo fantasmal, un ³alquimista² que trabaja con espectros íntimos y detritus de la experiencia.» Oliverio Coelho, Los Inrockuptibles
Mario Levrero nació en Montevideo en 1940 y falleció en la misma ciudad en 2004. Fue fotógrafo, librero, guionista de cómics y de folletines experimentales, humorista y redactor jefe de una revista de perfil inclasificable. Es autor de las novelas La ciudad (1970), Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo (1975), París (1980), El lugar (1984), La Bandadel Ciempiés (1989), Dejen todo en mis manos (1996), El alma de Gardel (1996), El discurso vacío (1996) y La novela luminosa (2005); publicó tambiénlos libros de relatos La máquina de pensar en Gladys (1970), Todo el tiempo (1982), Aguas salobres (1983), Los muertos (1986), El portero y el otro (1992), Ya que estamos (2001) y Los carros de fuego (2003); asimismo, algunos de sus mejores artículos periodísticos se encuentran en Irrupciones I (2000) e Irrupciones II (2001).