Carlos fue un niño feliz hasta el día en que el crimen le salió al paso de la forma más inesperada y ominosa.
Carlos Pérez Merinero, quizá el autor más iconoclasta y excesivo con que ha contado la novela negra española, da otra vuelta de tuerca y se atreve a convertir la peor de las pesadillas en un ingrato cuento infantil para adultos. En esta novela se funde el habitual regusto por la violencia del autor con la cinefilia, evocando imágenes inquietantes de clásicos del cine como La noche del cazador. Quien recuerde filmes guionizados por Merinero, como Amantes (1991), de Vicente Aranda, o diversos capítulos de la serie televisiva La Huella del Crimen (1984-1990), sabrá que lo suyo no es cosa de niños.