Textos huérfanos es humor en su estado más puro, producto de la alocada y vanguardista pluma de uno de los mayores escritores cómicos de nuestras letras.
Antes de empezar a escribir «oficialmente» -los sesudos críticos marcan el inicio de su carrera literaria en 1927-, el joven Jardiel Poncela abordó de manera menos oficial más de quinientas piezas de diversos géneros y las publicó en revistas como Buen Humor, Ondas, Gutiérrez y otras. Con el tiempo se olvidó de estos 47 textos y no se preocupó de recopilarlos, reimprimirlos, ni siquiera incluirlos en sus «Obras completas». Por ello los denominamos «huérfanos», por el abandono al que les sometió el propio autor. Pero el hecho es que están ahí, desconocidos e irónicos, en espera de que el lector actual los conozca y disfrute de ellos, pues no son en absoluto inferiores a otras producciones de Jardiel y tienen la frescura, la espontaneidad y la vitalidad de un escritor joven con gran talento que pretende -y consigue-renovar las formas literarias del humor. Esta divertidísima antología jardielesca tiene de todo: cuentos de fantasía, artículos satíricos, versos cómicos, piezas teatrales breves, parodias históricas, aforismos, encuestas disparatadas, entrevistas absurdas y muchos otros experimentos humorísticos que deleitarán, de seguro, a todos los lectores.
Enrique Jardiel Poncela fue uno de los escritores españoles más rupturistas de la primera mitad del siglo XX. Dramaturgo, novelista y guionista, conoció a Manuel Machado, quien le animó en su vocación, y a Ramón Gómez de la Serna que ejerció una gran influencia personal y literaria sobre él. Su obra, relacionada con el teatro del absurdo, se alejó del humor tradicional acercándose a otro más intelectual, inverosímil e ilógico, rompiendo así con el naturalismo tradicional imperante en el teatro español de la época, lo que le supuso no pocas críticas. A esto hay que sumar sus posteriores problemas con la censura franquista. Sin embargo, el paso de los años no ha hecho sino acrecentar su figura, y sus obras siguen representándose en la actualidad, habiéndose rodado, además, numerosas películas basadas en ellas. De su producción teatral destacan Una noche de primavera sin sueño (1927), Angelina o el honor de un brigadier (1934), Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936), Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Los ladrones somos gente honrada (1941). Entre sus novelas más destacadas figuran Amor se escribe sin hache (1929), ¡Espérame en Siberia, vida mía! (1930) y La «tournée» de Dios (1932).