Estudio Preliminar: Érase una vez en América, por Ramón DEL CASTILLO. Prólogo. En busca del público. El descubrimiento del Estado. El Estado democrático. El eclipse del público. En busca de la gran comunidad. El problema del método. Epílogo
Cuando John Dewey publicó este libro, en 1927, contaba casi con setenta años. Para entonces, el "sueño americano" seguía vivo, pero a sus ojos el malestar de la cultura estadounidense ya empezaba a manifestar síntomas preocupantes. Tal vez por eso, esta obra, probablemente una de las mejores que escribió, sea uno de los grandes diagnósticos de la crisis de legitimación de la primera gran sociedad capitalista y, más en particular, una enérgica defensa de la democracia popular justo cuando el capitalismo descubría en los bienes de consumo y en los medios de comunicación de masas una nueva y poderosa forma de control. Dewey no separaba tajantemente opinión y conocimiento, hábito y pensamiento. Para él, la opinión no era sólo el reino de los prejuicios, las impresiones vagas, los lugares comunes, las emociones fáciles. El conocimiento requerido por el público no consistía en adquirir un punto de vista objetivo, externo, neutral, sino en generar un clima de debate donde las opiniones y creencias pudieran ponerse a prueba. Tenía claro que ni la política deliberativa podía dirigirse como una investigación científica, ni la opinión pública informada podía ser una comunidad de expertos. De igual modo que idealmente la ciencia no se regía por la autoridad, la democracia tampoco dependía de instituciones consagradas, de expertos o del aparato del Estado, sino de una vida pública activa, fruto de una colaboración libre y voluntaria, animada más por el deseo de compartir y mejorar una buena idea que por el de monopolizarla. Dewey fue un enemigo de las burocracias rígidas y de la centralización, pero también le alarmaba el desgaste de las viejas tradiciones democráticas, incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos. (Ramón del Castillo Santos. De su Estudio Preliminar)
Profesor de Filosofía en la Universidad de Chicago entre 1894 y 1905, y en la de Columbia entre 1905 y 1929, John Dewey (1859-1952) evolucionó desde el pragmatismo hacia una actitud filosófica de tipo empírico naturalista a la que llamó «instrumentalismo». Dedicado a la ética y la teoría de la educación, pensaba que los sistemas de valores que permiten formular un código moral adecuado deben basarse en la experiencia que da al hombre su relación con el mundo. Entre sus libros destacan Democracia y educación (1914), Human Nature and Conduct (1922), The Quest for Certainty (1929) o La reconstrucción de la filosofía (1920 y 1949).