La infatigable curiosidad, las dotes de observación y la experiencia acumulada por uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX se despliegan con toda su brillantez en esta nueva entrega de los diarios de ERNST JÜNGER. En 1986, «pasados los noventa», el autor no duda en subirse a un avión y emprender un viaje de varias semanas por el Sudeste Asiático, o, más adelante, visitar la Isla Mauricio o recorrer el Mediterráneo.
JÜNGER registra sus impresiones de viaje, y anota certeras observaciones sobre gentes y paisajes o reflexiones sobre el papel de la técnica o las mutaciones culturales a que estamos asistiendo casi sin darnos cuenta. A lo largo de estas páginas, su autor reúne los acontecimientos más dispares ?ya se trate de su segundo avistamiento del cometa Halley, de la reunificación alemana o la visita a las cuevas de Lascaux? en un conjunto tan coherente como fascinante para el lector. A ello se suma el recuento de la vida del escritor en Wilflingen, la pequeña localidad alemana donde se refugió desde los años cincuenta: su actividad como entomólogo y botánico, con sus minuciosas descripciones de plantas y animales, sus apuntes sobre libros leídos, el relato de sueños o las interesantes cartas recibidas y enviadas a los amigos.
Escritor alemán nacido en Heidelberg. A lo largo de sus 103 años, se transformó en uno de los hitos culturales fundamentales del siglo, no sólo en Alemania, sino en todo Occidente. Inmerso en un siglo convulso, portavoz no oficial de la Kultur germana tan denostada entre 1914 y 1945, sufre en su propia carne los prejuicios que la propaganda achaca a esta Kultur en todo su sentido negativo, prejuicios que, por extensión, no han dudado en esgrimir sus detractores en todo tiempo y lugar. No obstante, al conocedor de su obra no le queda más remedio que doblegarse y, aún no estando de acuerdo con todos sus postulados, reconocer su relevancia en el desarrollo cultural del siglo XX. Participó como voluntario en la primera guerra mundial. La experiencia de aquellos años terribles quedó reflejada en Tempestades de acero, primer tomo de sus Diarios. Terminada la contienda, alternó su afición a escribir y viajar con los estudios de zoología y filosofía. Dentro del conjunto de su extensa obra, ocupan una posición central los Diarios, que ofrecen el testimonio de una trayectoria intelectual que se extiende a lo largo de casi ochenta años. Su obra, polémica donde las haya, ha ido sobreviviendo a los avatares de la Historia gracias a la sedimentada lucidez con la cual ha vivido y dado cuenta, desde una posición personal siempre incómoda y delicada, de los acontecimientos que han ido marcando un siglo cargado de convulsiones de toda índole. Escribió entre otras obras, Acercamientos, La emboscadura, El libro del reloj de arena, Radiaciones (Vol. 1 Diarios de la Segunda Guerra Mundial), Radiaciones (Vol. 2 Diarios de la Segunda Guerra Mundial), Pasados los setenta I (Radiaciones Vol. 3), Tempestades de acero, La tijera, El tirachinas y El trabajador.