Este libro proporciona las claves de la vida y la obra de Van Gogh a través de una selección de las cartas que el propio Vincent escribió a su hermano Theo. Se trata de la autobiografía espiritual y artística de un genio de la pintura que siempre vivió en precario, entre la locura y la miseria, pero que gracias a su obra se encuentra hoy en el cenit de la gloria. Desde 1872 hasta 1890, año de su muerte, Van Gogh escribió más de ochocientas cartas, casi todas dirigidas a su hermano Theo. Es un epistolario excepcional que constituye, por encima de todo, la autobiografía de un artista vehemente que desnuda su alma y expone ilusiones y proyectos como si quisiera, al mismo tiempo, enseñarnos a mirar un cuadro. De alguien que se definió a sí mismo como un ser con una hoguera en el pecho a la que nunca se acerca nadie a calentarse . De un trabajador infatigable que, en el espacio de diez años, produjo ochocientos setenta y nueve cuadros, mil setecientos cincuenta y seis dibujos y ochocientas veintiuna cartas: una obra plástica y literaria que, en particular la segunda, nos da la clave de su vida. De un pintor que regalaba sus obras, que vivía del dinero que le enviaba su hermano Theo, que en toda su vida sólo vendió un cuadro y que ahora, más de cien años después de su trágica muerte, tiene esas obras batiendo marcas. Selección significativa de ese epistolario, la presente antología constituye también la crónica de un capítulo fundamental de la historia de la pintura. Este libro proporciona las claves de la vida y la obra de Van Gogh a través de una selección de las cartas que el propio Vincent escribió a su hermano Theo. Se trata de la autobiografía espiritual y artística de un genio de la pintura que siempre vivió en precario, entre la locura y la miseria, pero que gracias a su obra se encuentra hoy en el cenit de la gloria. Desde 1872 hasta 1890, año de su muerte, Van Gogh escribió más de ochocientas cartas, casi todas dirigidas a su hermano Theo. Es un epistolario excepcional que constituye, por encima de todo, la autobiografía de un artista vehemente que desnuda su alma y expone ilusiones y proyectos como si quisiera, al mismo tiempo, enseñarnos a mirar un cuadro. De alguien que se definió a sí mismo como un ser con una hoguera en el pecho a la que nunca se acerca nadie a calentarse . De un trabajador infatigable que, en el espacio de diez años, produjo ochocientos setenta y nueve cuadros, mil setecientos cincuenta y seis dibujos y ochocientas veintiuna cartas: una obra plástica y literaria que, en particular la segunda, nos da la clave de su vida. De un pintor que regalaba sus obras, que vivía del dinero que le enviaba su hermano Theo, que en toda su vida sólo vendió un cuadro y que ahora, más de cien años después de su trágica muerte, tiene esas obras batiendo marcas. Selección significativa de ese epistolario, la presente antología constituye también la crónica de un capítulo fundamental de la historia de la pintura.
Vincent Willem van Gogh fue un pintor neerlandés, uno de los principales exponentes del posimpresionismo.1 Pintó 900 cuadros (de ellos 27 autorretratos y 148 acuarelas) y 1.600 dibujos. La figura central en su vida fue su hermano menor Theo, quien continua y desinteresadamente le prestó apoyo financiero. La gran amistad entre ellos está documentada en las numerosas cartas que se intercambiaron desde agosto de 1872. Para Theo fueron 650 de sus 800 cartas conservadas.
La calidad de su obra sólo fue reconocida después de su muerte considerándose uno de los grandes maestros de la pintura. Tuvo una gran influencia en el arte del siglo XX, especialmente entre los expresionistas alemanes y los fauvistas como Derain, Vlaminck y Kees Van Dongen.2 3 Por medio de numerosas reproducciones muchas de sus obras son muy conocidas y se encuentran profundamente enraizadas en la consciencia artística general y mantienen su actualidad en todo el mundo.