La ciencia contemporánea parece haber difuminado las fronteras tradicionales entre la humanidad y la animalidad, entre la cultura y la naturaleza. Para ello, intenta presentar como prueba indiscutible los casos de animales que, al igual que los seres humanos, tienen comportamientos sexuales no subordinados a la reproducción, otros que logran reconocer su imagen en un espejo, aquellos que jerarquizan sus relaciones sociales, incluso algunos susceptibles de comportamiento ético o de percepción estética... Todo esto hace que nos tengamos que plantear algunos interrogantes: ¿Existe algún rasgo que diferencie cualitativamente a los seres humanos de los demás animales, o somos una especie natural más, determinable por el conocimiento científico? ¿Se puede hablar de una naturaleza humana? ¿Y cómo ha de ser caracterizada ésta? ¿Es válida la secuencia «moral porque racional porque dotado de lenguaje»? ¿Es el lenguaje una capacidad innata del hombre, como defienden Chomsky y Pinker, o un resultado del aprendizaje, de la experiencia, de la socialización? ¿Qué distingue al lenguaje humano de la comunicación animal? ¿Debemos reivindicar, con Kant, la irreductible dignidad del ser humano por su condición de ser de razón, que le hace sujeto prioritario de derechos y merecedor incondicionado de respeto? ¿O ha de ser ampliada esa caracterización al reino animal en general? Con gran profundidad y un contundente soporte conceptual y científico, Víctor Gómez Pin, catedrático de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona, aborda en este libro esos problemas filosóficos de primera magni tud y pone de relieve, no sin cierto deje irónico, las ambigüedades y contradicciones que se producen en cierta corriente de pensamiento (considerado «políticamente correcto») que esgrime la defensa a ultranza de los derechos de los animales al precio de un auténtico repudio de la singularidad humana, es decir, de su valor intrínseco, de su estatuto especial y, en definitiva, de su dignidad.
Desplazado desde muy joven a París, Víctor Gómez Pin estudió en la Sorbona, donde obtuvo el grado de Doctor de Estado con una tesis sobre el orden aristotélico (publicada en París por Anthropos y ulteriormente traducida al español por Ariel bajo el título El orden aristotélico). Tras años de docencia en Dijon y París, obtuvo una cátedra en la Universidad del País Vasco con una investigación sobre los aspectos filosóficos del cálculo diferencial. Actualmente es catedrático de la U. A. B., donde enseña Gnoseología e introducción al Pensamiento Matemático. Es coordinador del Congreso Internacional de Ontología, cuyas últimas ediciones se han celebrado bajo el patrocinio de la UNESCO. Es asimismo vicepresidente de la Sociedad Ibérica de Filosofía Griega. Es autor de una veintena de obras y obtuvo el premio Anagrama de Ensayo en 1989 por su libro Filosofía, el saber del esclavo. Entre sus obras destacan también El drama de la ciudad ideal, Límites de la conciencia, El infinito, Descartes, la exigencia filosófica, La dignidad y La tentación pitagórica.