Paul es todavía un niño y las vacaciones de verano acaban de comenzar; los conflictos matrimoniales de sus padres, el estallido de la Gran Guerra y las inquietudes económicas son vagos misterios en los que apenas repara. Pero el otoño se insinúa como una sombra cada vez más cercana y, a medida que se aproxima, Paul se descubre «con ese extraño miedo en el corazón que se apodera de los niños cuando llegan el silencio y la oscuridad; el mundo les parece descomunal y ellos mismos se intuyen como un punto enigmáticamente vivo, muy pequeño en medio de ese gran silencio». Pronto, la pérdida y atisbos de un amor no correspondido acabarán por trasladarle al peligroso mundo de los adultos.
Eduard von Keyserling nació en 1855 en el castillo de Paddern, en Curlandia, que entonces era una provincia del imperio ruso y que hoy forma parte de Letonia. Su familia pertenecía a la nobleza alemana asentada en el Báltico desde la Edad Media. Estudió en la Universidad de Dorpat (Tartu) y en Viena. En 1894, tras unos años de aislamiento en el castillo familiar, se estableció en Múnich. Allí frecuentó las tertulias literarias en compañía de Frank Wedekind, Erich Mühsam y otros escritores. Durante los años 1899 y 1900 hizo un largo viaje por Italia. A partir de 1908, cuando perdió la vista a consecuencia de la sífilis que sufría, dictó a sus hermanas Henriette y Elise sus obras, entre las que se cuentan Olas (1911), Abendliche Häuser (1913) y Fürstinnen (1915). Al estallar la Primera Guerra Mundial dejó de percibir la renta que procedía de las propiedades familiares en Curlandia y padeció grandes dificultades económicas hasta su muerte en 1918, en Múnich.