Al conde Gerd von Fernow le desespera la conducta de su hijo Bill, un adolescente poco interesado por las rígidas normas sociales de su clase que pasa el tiempo con el servicio y, para colmo, acaba de suspender el bachillerato. Como castigo, su padre le obliga a pasar el verano a su lado, en lugar de irse de vacaciones a la casa familiar. Pero al permanecer durante ese verano junto a su padre, Bill comienza a darse cuenta de que las cosas no son lo que parecen, y que incluso aquellos que sostienen que uno ha de saber salvar las apariencias son, en el fondo, víctimas de su propio engaño. Comparado a menudo con escritores como Chéjov y considerado un maestro por Thomas Mann, Eduard von Keyserling entreteje una telaraña de mentiras y comportamientos refinados, pero engañosos.
Eduard von Keyserling nació en 1855 en el castillo de Paddern, en Curlandia, que entonces era una provincia del imperio ruso y que hoy forma parte de Letonia. Su familia pertenecía a la nobleza alemana asentada en el Báltico desde la Edad Media. Estudió en la Universidad de Dorpat (Tartu) y en Viena. En 1894, tras unos años de aislamiento en el castillo familiar, se estableció en Múnich. Allí frecuentó las tertulias literarias en compañía de Frank Wedekind, Erich Mühsam y otros escritores. Durante los años 1899 y 1900 hizo un largo viaje por Italia. A partir de 1908, cuando perdió la vista a consecuencia de la sífilis que sufría, dictó a sus hermanas Henriette y Elise sus obras, entre las que se cuentan Olas (1911), Abendliche Häuser (1913) y Fürstinnen (1915). Al estallar la Primera Guerra Mundial dejó de percibir la renta que procedía de las propiedades familiares en Curlandia y padeció grandes dificultades económicas hasta su muerte en 1918, en Múnich.