Historia de dos mujeres, madre e hija, que, huyendo de los bombardeos y el hambre en la ciudad de Roma durante la Segunda Guerra Mundial, quedan atrapadas cerca del frente de combate, entre las tropas alemanas y los ejércitos aliados, La campesina tiene hoy un doble interés. Por una parte, y al margen de su importancia documental, es la trágica epopeya de la bondad y la inocencia violadas por la crueldad y la barbarie de la guerra. por otra, es un canto a la naturaleza y a la vida, pues las protagonistas son capaces de sobreponerse a la violencia física y a la degradación moral de que han sido objeto y que, no solo las han llevado al borde de la desesperación y el suicidio, sino que, por un momento, han anulado dentro de ellas todo sentimiento de pudor y de piedad.
Alberto Moravia, pseudónimo de Alberto Pincherle (Roma 1907-1990) empezó su actividad en 1927 colaborando en la revista 900. Todavía muy joven y convaleciente de una tuberculosis, comenzó a escribir acerca de las dificultades morales de las personas socialmente alienadas. Trabajó durante muchos años en Il Corriere della Sera y representó a Italia ante el Parlamento Europeo desde 1984 hasta su muerte. Desde su primera novela, Los indiferentes, se perfila una trayectoria narrativa caracterizada por la descripción y la crítica frontal de los vicios de la sociedad del siglo XX, más allá del naturalismo o del realismo decimonónico. Un distanciamiento pesimista y amoral vuelve a aparecer en Las ambiciones defraudadas, El desprecio y La mascarada, gracias a un estilo narrativo deliberadamente monótono, gris, preciso. Además de estos títulos también escribió La romana, Agostino, El conformista, La campesina y El tedio; y varios libros de viajes y recopilaciones de artículos periodísticos.