El Hua Hu Ching es la recopilación de 81 enseñanzas orales taoístas el mismo número que en el Tao Te Ching que la tradición también atribuye a Lao Tse. En la etapa de luchas políticas en China durante el siglo XIV, este libro fue prohibido y quemados los ejemplares existentes.
Afortunadamente, la práctica taoísta, basada en la transmisión oral de sus enseñanzas, permitió que el maestro Ni Hua-Ching las reprodujera después de su salida de China en 1976, colaborando en su posterior redacción y traducción, evitando así que se perdieran para siempre.
En relación con su contenido, este se refiere al logro de la iluminación, la maestría y la paz de espíritu, transmitiendo su mensaje una enorme autoridad que revela el más puro origen taoísta.
Lao Tsé no fundó ninguna escuela, al contrario de lo que hizo Confucio. No sentía ni el deseo ni la necesidad de hacerlo. Porque no tenía la intención de difundir una doctrina. Vislumbró para sí las grandes conexiones universales, y vertió dificultosamente lo visto en palabras, abandonando a otros espíritus afines de épocas posteriores la tarea de seguir independientemente sus indicaciones, y contemplar por sí mismos el conjunto del mundo, las verdades que había descubierto. Y lo consiguió. En todos los tiempos han existido pensadores que levantaron la vista por encima de los fenómenos pasajeros de la vida humana, hacia el sentido eterno del proceso cósmico, cuya grandeza desafía toda conceptualización.