Este libro cuenta una historia incómoda, la de las formas en que la interpretación de asuntos de dinero y clase fueron separando a la escritura en castellano para convertirla en dos: la americana y la española. El último poeta mayor del Siglo de Oro, sor Juana Inés de la Cruz, fue además la contadora general de una de las instituciones de crédito más sólidas del imperio. No es tan raro que viera los problemas del corazón más bien como asuntos de finanzas. Manuel Gutiérrez Nájera, un modernista adelantado, es el mejor testigo del nacimiento en América del grupo social que cambió el mundo a pesar de su cursilería cerval y su terror al cambio: la clase media. Y tras él, Rubén Darío: el poeta más grande. Su escritura, ¿se puede explicar también como un asunto de clase? Sor Juana y Darío son las dos puntas de un arco que fundamenta la escritura americana y le da el mito de origen que la separó de la española: el del escritor que se impuso a contracorriente de su grupo de origen social.
Álvaro Enrigue nació en México en 1969. Ha vivido entre el Distrito Federal y Washington D.C, y ahora reside en Nueva York. Ha sido profesor de Literatura en la Universidad Iberoamericana y de Escritura Creativa en la de Maryland. Se dedica desde 1990 a la crítica literaria, y ha colaborado en revistas y periódicos de México y España. A su regreso a México, después de una breve etapa como editor de literatura del Fondo de Cultura Económica, pasó a formar parte de la revista Letras Libres y posteriormente fue editor de Conaculta. Ganó el Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz con La muerte de un instalador, en 1996. En Anagrama ha publicado Hipotermia y Vidas perpendiculares. Ha sido seleccionado por la New York Public Library como escritor residente en 2011 y 2012 junto a Jonathan Safran Foer y James Fenton después de la publicación en México y España de Decencia.